sábado, 6 de agosto de 2011

Etapa 9 - Día 06/08/11

Dallas (Texas) - Oklahoma City (Oklahoma) - Route 66 - Amarillo (Texas)

Mañana de sábado. Estamos en Dallas y comienza una emocionante etapa ya que visitaremos lugares muy emblemáticos para nosotros. Lugares que hemos soñado visitar durante muchos años y me cuesta creer que hoy sea el día. Así que nos levantamos con mucha ilusión. Hace una mañana soleada y todavía no aprieta el calor.


En la etapa de hoy vistaremos Dallas, para luego llegar a Oklahoma City y continuar recorriendo parte de la Route 66 hasta llegar a Amarillo, en Texas.



Lo primero será desayunar, así que bajamos a la recepción dónde se encuentra el bufé. Con esto no tienes pérdida vayas dónde vayas, en todos los moteles es prácticamente lo mismo. Junto a la recepción está situada la máquina del café, las tostadas, y todo lo necesario.

Esta es la recepción...


Y justo al lado...


Una vez hemos cargado las pilas nos ponemos en marcha hacia el centro de Dallas. Por el camino podemos disfrutar de las vistas. Anoche no pudimos ver casi nada del perfil de la ciudad.



Este edificio de la izquierda es el Comerica Bank Tower y es el tercero más alto de Dallas y sede central de MCorp Bank. Yo tampoco se cual es.


Y este que se ve al fondo es el Fountain Place que es bastante característico. Es la sede principal de una compañía sanitaria llamada Tenet Healthcare Corporation, que como podrá verse no es que les vaya mal del todo.




Y en cinco minutos, a eso de las 9:30 h, estábamos buscando aparcamiento. Son muy comunes este tipo de parking al aire libre en Estados Unidos.



Dejamos a nuestro fiel compañero de viaje en el aparcamiento y salimos a visitar la ciudad.




Este edificio que parece un castillo es el Old Red Museum y alberga el museo de sociedad, historia, política y economía de Dallas. De todo un poco. El edificio fue construido en 1892 como palacio de justicia y es de estilo Romanesque Revival, que traducido viene a ser algo como neorrománico (creo yo).



Paseando por Elm Street llegamos a Houston Streets y justo en esa esquina aparece ante nosotros el Dallas County Administration Building, que es el edificio que antes albergaba el Texas School Book Depository. Que dicho así quizás no nos suene de mucho.

El 22 de noviembre de 1963, Lee Harvey Oswald, un ex-marine de 24 años, que trabajaba como empleado temporal en el edificio, le disparó tres tiros con un rifle desde el sexto piso del  Texas School Book Depository a John F. Kennedy . El Presidente fue llevado al cercano Hospital Parkland Memorial, donde fue declarado muerto. La conclusión de la Policía de Dallas y el FBI, y más adelante por dos investigaciones del gobierno durante 30 años, incluyendo la Comisión Warren , fue que Oswald era el asesino.

Esta es una de las historias más controvertidas que todos conocemos y que creo que nunca ha sido suficientemente aclarada. Lo que hace aún más excitante estar contemplando este edificio cara a cara.



Bajaba la caravana presidencial por aquí cuando cambió para siempre la historia.



Todo transcurría con normalidad en una soleada mañana de noviembre. El presidente John F. Kennedy junto a su mujer y primera dama Jacqueline Lee Bouvier Kennedy Onassis, saludaban desde su limusina presidencial SS-100-X.



A las 12:00 pm se oyeron 3 disparos, y el mundo cambió para siempre. Sería difícil saber que habría ocurrido si John F. Kennedy no hubiese sido asesinado, pero desde luego el mundo no sería tal y como lo conocemos hoy día.


Para nosotros fue muy emocionante estar en un sitio con tanto que contar. Merece la pena pararse un rato y reconstruir mentalmente los hechos para darse cuenta de cómo tuvieron que vivirse esos minutos allí. El impacto visual de los que presenciaban los hechos, el desconcierto y pánico que sufrirían.



Aprovechando que no había mucho tráfico pudimos hacernos algunas fotos. Cuesta trabajo resistirse a la tentación de la X.


Desde ese punto podemos ver Reunion Distric gobernado por la Reunion Tower. A la derecha de la torre podemos ver el elegante Hyatt Regency Dallas. Este complejo aparecía en los créditos de la serie Dallas.




 Son las 10:30 h así que continuamos si pausa visitando la ciudad. Pasamos de nuevo por el Old Red Museum.


Justo en frente tenemos la Dealey Plaza con la estatua de George Bannerman Dealey que fue un personaje importante de principios del siglo XX en la ciudad. Pero desgraciadamente esta plaza será siempre más conocida por ser el lugar que atravesaba la caravana del presidente.



Entramos por Main Street y en la misma esquina se encuentra el Dallas County Criminal Courts. Este edificio de 8 plantas construido en 1913 fue destinado como juzgado y cárcel. La última planta era la cárcel ya que se suponía que esa altura impediría cualquier fuga. Pero no fue así y muchos escaparon. Hoy el edificio alberga las cortes de Dallas.


Subimos por la calle hasta el John F. Kennedy Memorial Plaza dónde podemos ver un monumento en memoria del presidente asesinado.
 








Seguimos dirección al parking.


Llegamos al aparcamiento y cogimos el coche dirección a Oklahoma City. La etapa es larga y nos queda mucho por ver hoy. Ha merecido mucho la pena llegar hasta aquí. Teníamos nuestras dudas debido a lo lejos que quedaba de nuestra ruta original, pero estamos muy contentos de haberlo hecho.


Cogemos la I-35 norte para recorrer las 208 millas que nos separan de Oklahoma City. Son las 11:30 h y la hora prevista de llegada serán aproximadamente las 15:00 h. Hoy nos tocará comer en carretera cualquier cosa.


Y esta es una de esas imágenes que no dejan de sorprenderme aquí. No se si será un método muy seguro, pero desde luego que es ingenioso y práctico.


Pues bien, esto es cualquier cosa aquí. El monster nuestro de cada día, unas pringles y una nueva adquisición, beef steak, que es una especie de fuet pero mas salado. Algo para salir del paso.


Una vez entramos en el estado de Oklahoma nos encontramos con el pueblo Ardmore. Y aquí decidimos dejar la I-35 para recorrer los kilómetros que quedan por carreteras secundarias que tienen mucho más encanto que la interestatal.



Así que cogimos la 74 que transcurre prácticamente paralela a la I-35, pero que nos permiten disfrutar de esta carretera para nosotros solos. Todo un lujo.



En esta zona comenzamos a ver grandes ranchos con bombas extrayendo petróleo. No en vano Oklahoma es uno de los mayores productores del país.


Hay ranchos que parecen sacado de un western.



Eso si, hay que tener mucho cuidado con la señalización. Qué imaginación tienen algunos.


Y después de unas cuatro horas llegamos por fin a Oklahoma City. Antes de nada tenemos que repostar ya que estamos en reserva. Así que ponemos el navegador a trabajar para que nos busque una gasolinera cercana.



Y aquí llegó uno de las anécdotas del viaje. Resulta que el navegador creyó conveniente llevarnos a una gasolinera a las afueras de Oklahoma City situada en un barrio un tanto deprimido que la verdad, no me daba muy buena espina. Así que paramos con cierta intranquilidad.


Como muchas de las gasolineras, esta era de pre pago, y la verdad, no me extraña. Entré a la tienda y el dependiente estaba detrás de un bunker de cristal, y eso no me tranquilizó demasiado. Pagué y me dispuse a repostar, pero la pistola no funcionaba. Ufff, ahora tenía que entrar de nuevo y explicarle lo que pasaba, y para colmo había cola en la caja. El dependiente me miró con cara de extrañeza y me dijo que en esos momentos no podía salir a ayudarme, que volviera a intentarlo. Así que salí de nuevo pero nada, aquello no repostaba. Volví a entrar, y el dependiente, mirándome con cara de poker, se dirigió a un chaval que había en la cola y le dijo que saliese a ver que me pasaba. El chaval era un chico de raza negra de unos veintitantos, con todos los dientes de oro, collares de oro, pantalones con el culo al aire y andares de rapero de barrio. Llegamos al dispensador, cogí la manguera, y en ese momento dije, tierra trágame. Acababa de darme cuenta de cual era el problema. Había una pegatina más grande que el surtidor que indicaba claramente que había que levantar una palanquita para empezar a repostar. Miré al chico con cara de "madre mía que torpe soy" y él me miró a mi con cara de "vaya telita con el blanquito este, de dónde se habrá escapado". Le di las gracias y el chico se fue hacia la tienda con infinitas ganas de contarle a sus colegas mi torpeza. Así que reposté lo antes posible y me fui de allí preguntándome cómo no vi el cartelito.

Este es el culpable de todo.


 Una vez terminado el episodio del repostaje no dirigimos al downtown de la ciudad para ver el Oklahoma City National Memorial.

A las 9:02 a.m. del miércoles 19 de abril de 1995, en la calle frente al edificio Alfred P. Murrah Federal Building, un camión alquilado de la firma Ryder, con una carga de alrededor de 2.300 kg de explosivos caseros detonó. La bomba estaba compuesta de Nitrato Amónico mezclado con combustible y nitro metano, un combustible altamente volátil; a esta mezcla se le conoce comúnmente como ANFO (por sus siglas en inglés: Amonium Nitrate and Fuel Oil). Los efectos de la explosión se sintieron hasta en el Puente Creek, a una distancia de 48 Kilómetros.

90 minutos después de la explosión Timothy McVeigh, un veterano de la Guerra del Golfo, fue arrestado mientras viajaba hacia el norte fuera de Oklahoma City por conducir sin matrícula, casualmente era el terrorista. En el juicio a Timothy McVeigh, el gobierno estadounidense declaró que la motivación del atentado fue vengar el Asedio de Waco y Ruby Ridge.

Os resumo un poco de qué se trantan el Asedio de Waco y Ruby Ridge.

El 28 de febrero de 1993, el ATF (Departamento de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego) de Estados Unidos organizó una redada en el rancho de los davidianos en una zona rural cerca de Waco, Texas. La redada fue llevada a cabo debido a la supuesta presencia ilegal de armas en la propiedad, dando como resultado la muerte de cuatro agentes y cinco davidianos. Los siguientes 51 días de cerco terminaron el 19 de abril cuando el recinto fue consumido completamente por las llamas, matando entre 72 y 86 hombres, mujeres y niños, incluyendo al lider de los davidianos David Koresh.

El 21 de agosto de 1992, en Ruby Ridge (ID), agentes del FBI protagonizaron un tiroteo con Randy Weaver, partidario de la segregación racial, por vender armas ilegalmente a un informante del gobierno. El resultado fue de tres muertos: la esposa de Weaver, su hijo y un policía.

Así era el edificio Alfred P. Murrah Federal Building. Un edificio del gobierno federal.


En la explosión murieron 168 personas y hubo más de 500 heridos. Hasta el atentado del 11-S fue el mayor atentado ocurrido en territorio estadounidense.

Así quedó la zona después de la tremenda explosión. La brutalidad humana no tiene límites.






En el lugar del atentado se levanta ahora el Oklahoma City National Memorial.


Dos grandiosas puertas flanquean un estanque. En una de las puertas marca la hora 9:01 y en la otra, las 9:03. El estanque representa lo que ocurrió entre ambas horas. Las fatídicas 9:02 a.m. del miércoles 19 de abril de 1995.




Junto a les estanque 168 sillas esperan eternamente a los desaparecidos en el atentado.


Este lugar transmite mucha energía y se respira el respeto que todos los visitantes siente cuando pasea por el memorial.



Han pasado casi dos décadas desde el atentado pero la gente aún siguen dando muestras de cariño hacia las víctimas y sus familias.



Una vez terminada la visita dimos una vuelta por la ciudad, pero el calor era asfixiante, 115 ºF, que para quien no lo sepa son 46 ºC. No te podías quedar parado en la acera porque los pies te ardían. Creo que nunca he tenido esa sensación de calor en una ciudad. Así que dimos un buen paseo pero sin bajar del coche.




Después de la visita pusimos rumbo hacia Amarillo, en Texas por la I-40, que es dónde pretendemos hacer noche. Nos quedan 260 millas para llegar, que supondrán 5 horas aproximadamente, así que es más que probable que lleguemos de noche. El calor aprieta pero eso no puede con las ganas que tenemos de llegar a la Route 66.

No deja de sorprenderme lo que le gusta a los americanos remolcarlo todo. Aquí podemos ver una auto caravana, que es un autobús, que remolca dos motos Harley y un coche Lexus.



Cuando pasamos el pueblo de El Reno dejamos las I-40 para buscar carreteras secundarias y enlazar con los tramos existentes y muy bien conservados que tiene la Route 66 en el estado de Oklahoma.


Van pasando los kilómetros y la temperatura comienza a bajar, las nubes empiezan a cubrir el cielo y vemos a lo lejos una tormenta. Ya tenemos alguna experiencia en tormentas y esta no tiene buena pinta.

Nos hemos adentrado en el corazón de Oklahoma y la fuerza de los paisajes nos encanta.


La carretera está desierta y tenemos la oportunidad de pararnos en cualquier sitio para hacer una fotos.


Hay momentos en los que te sientes como un niño y no puedes evitar dejarte llevar.


La tormenta se acerca y eso le da un color especial al paisaje. En la soledad de estas llanuras el cielo es muy grande, inmenso.



Aquí os dejo un vídeo de un trocito de la Route 66 atravesando las llanuras de Oklahoma.




 
Cruzamos este largo puente de acero y nos paramos a disfrutar del paisaje. El tiempo empieza a empeorar. Se siente una falsa calma en el ambiente que antecede a una tormenta importante, así que no pasará mucho tiempo antes de que la tengamos encima.


Para tener una foto como ésta han tenido que pasar muchos años. Nunca pensé que lo conseguiríamos, y ahora que estamos aquí, nos sentimos muy felices, creo que se nos nota en la cara.




Continuamos con nuestra ruta y la tormenta nos vuelve a sorprender. Comenzó a caer tanta agua que tuvimos que parar en mitad de la interestatal porque no se veía nada de nada.


Después de conducir a ciegas duran varias millas la tormenta nos da un tregua que nos viene de maravilla para repostar. Estamos en reserva y aún nos queda mucho para llegar. Así que paramos en esta gasolinera, y ¡sorpresa!. Vemos a todos los empleados de la gasolinera en la puerta. Me acerco para ver que pasa y me dicen: "No nos queda gasolina, lo sentimos". Esto es algo que nunca me había pasado y nos quedamos a cuadros. No teníamos apenas gasolina, así que tendremos que conducir optimizando y cruzar los dedos para que no nos pase lo mismo en la siguiente. No tendría gracia quedarse tirado en mitad de Oklahoma en medio de este tormentazo.




Pero como suele decirse, después de la tormenta llega la calma. Así que la tormenta comenzó a quedarnos atrás, encontramos gasolina en la siguiente estación y el paisaje, después del chaparrón, estaba precioso.



Después de unas tres horas de viaje llegamos a la frontera con el estado de Texas. El día se abre cada vez más pero la tarde está cayendo y no podemos perder tiempo si no queremos llegar a nuestro destino con la noche cerrada.



Impresiona ver estas grandes cruces en mitad de la nada.


Estamos atravesando una árida llanura con infinitas rectas. El cielo es inmenso ya que no hay ninguna montaña a lo que alcanza la vista. Las carreteras son rectas interminables que invitan a correr más de la cuenta. Como veis los carriles están separados por una franja de terreno de unos 10 metros de distancia sin valla ni obstáculo alguno. Cualquiera podría atravesarla y dar la vuelta.


Bueno, cualquiera no, pero la policía del estado de Texas cuando caza por el radar a dos pardillos españoles con exceso de velocidad, si.

De repente vimos a lo lejos un coche de policía por el carril contrario que invadía la franja de separación entre ambos carriles. Rossana, que era quien conducía, comenzó a frenar para moderar la velocidad. Algo no nos cuadraba, habíamos visto esta operación de la policía anteriormente, pero en esta ocasión no teníamos a nadie cerca de nosotros y eso nos hizo temer lo peor. 


Y efectivamente. El coche se puso detrás nuestra y con las sirenas encendidas nos invitó a apartarnos al arcén.

En ese momento nos quedamos paralizados. Rossana blanca como la pared y yo aliviado de no ser quien conducía. Hay que recordar que mi carnet de conducir me lo dejé en España y que, aunque llevaba la licencia internacional, no tenía tan claro que fuese suficiente.

El agente paró el coche detrás del nuestro y se quedó en su interior haciendo algunas comprobaciones. Nosotros permanecemos inmóviles y expectantes en el nuestro (¿he dicho inmóviles y expectantes?, quería decir cagados de miedo). Al rato salió del coche, se puso el sombrero y muy lentamente se acercó a mi ventanilla. Yo la bajé para oírlo. Era un tipo alto y fuerte, des rasgos totalmente tejanos, o por lo menos lo que yo me imagino que son los rasgos tejanos. El policía nos indicó amablemente que habíamos superado el límite de velocidad y nos pidió la documentación. Le dijimos que estaba en el maletero, así que Rossana bajó del coche y el agente la acompañó a la parte trasera. Claro, que el agente no sabía que nuestro maletero es el tendedero de ropa mientras estamos en ruta, con lo que no podía esperar ver dos maletas cubiertas de ropa interior a medio secar desprendiendo humedad. Yo creo que esto le hizo reír por dentro. Volvimos al coche y el agente nos preguntó que dónde íbamos ya que vio que éramos españoles, con un coche de Virginia en mitad de Texas. Lo mejor que todo esto nos lo dijo en español, haciendo un esfuerzo increíble por ser amable. Le explicamos nuestra aventura. Entonces se fue al coche y al rato volvió con esta notificación.


Nos dijo que no era una multa, solo una advertencia y que podíamos continuar sin temor alguno ya que esta notificación no quedará reflejada en ninguna parte, salvo que volviéramos a cometer una infracción en los siguientes días. Se despidió de nosotros muy cordialmente y se marchó. Nosotros nos quedamos unos minutos intentando digerir lo que nos había pasado y no pudimos evitar reírnos sin parar.

Lo mejor de todo esto es que Rossana llevaba diciéndome todo el viaje que no corriese con el coche que nos podían multar. Pues bien, como suele decirse, por la boca muere el pez.

Reanudamos la marcha con una sonrisa en los labios y disfrutando de un precioso atardecer que comienza a teñir de naranja los campos de Texas.



Empieza a anochecer y por fin llegamos a nuestro destino, Amarillo, en Texas. Nos toca buscar hotel y luego ir a disfrutar de un lugar mítico, The Big Texan Steak Ranch. Para los que no sepáis de qué hablo quizás hayáis visto el capítulo de Los Simpson en el que Homer desafía a un camionero a comerse el Supersolomillón y el caminero muere tras ganar la apuesta. Pues bien, aquí es dónde sucedió eso.

Pero antes tenemos que encontrar habitación, así que entramos en el complejo The Big Texan Steak Ranch pero no había ninguna disponible, así que continuamos un poco más hasta que el Motel 6 Amarillo.

Pero antes de hacer la entrada en el hotel nos adentramos por un camino de tierra hasta un lugar tranquilo dónde poder disfrutar de la puesta de sol. No todos los días se ve atardecer en Texas.



El hotel estaba muy bien y era económico, algo que es de agradecer de vez en cuando.
 

Hicimos la entrada, nos adecentamos un poco y nos fuimos directos al The Big Texan Steak Ranch. Este sitio parece sacado de una película del oeste. Es muy divertido y hay muchísimo ambiente.
Lo primero que veo al entrar en el parking es este precioso Mustang 427R, pusimos nuestro Chevy al lado a ver si se le pega algo.



El aparcamiento parece un parque de atracciones. Muchas luces y gente por todas partes.


Parece una tontería, pero había cola para hacerse una foto con la vaquita.


Una vez dentro tuvimos que esperar un rato lo que aprovechamos para ver la tienda de regalos, hacernos fotos y tomar una cerveza muy fresquita. El sistema para que te llamen es muy curioso ya que te dan un aparatito que tiene un avisador. Tú te vas dónde quieras y cuando te toque, el sistema se ilumina y te avisa para que te dirijas al comedor.


El salón es una pasada. Lleno de gente, bullicioso, con el humo de las parrillas en el ambiente. Desde que entras te metes en el ambiente y disfrutas de lugar.



Las grandes parrillas están en medio del local y la actividad es frenética. Es curioso ver cómo los tejanos, y en general los americanos, cada uno viste como quiere, sin importarles nada su imagen. Te sientes bastante cómodo cuando sabes que nadie te mira por cómo vas o qué estás haciendo.


Y bien, la historia es que si eres capaz de comerte el plato de la foto, que son 72 oz de carne, 2 kg aproximadamente, más toda la guarnición, en menos de 1 hora, la comida te sale gratis y sino puedes, pues pagas los 72 $ que vale.


Al fondo de la imagen podemos ver la mesa elevada en la que se sientan los valientes que se atreven con el reto y los marcadores de tiempo. La verdad es que ver el plato en directo impresiona.


Te das cuenta de lo difícil de comerte el plato de 72 oz cuando pides algo normalito y te ponen esto. La cena completa para los dos nos costó 64 $.


Aquí vivimos otro gran momento cuando a Rossana se le ocurrió que nos hiciéramos una foto apoyando la cámara de foto sobre un vaso de cerveza. Como no podía ser de otra forma, la cámara calló dentro del vaso quedando sumergida en cerveza. Nos dio un ataque de risa y a todos los que estaban a nuestro alrededor también, no era para menos. Afortunadamente, después de un limpieza intensiva, la cámara volvió a funcionar, aunque ocasionalmente el objetivo no se abre y se queda un poco atascado. Nuestra vecina de mesa disimulaba muy bien.


Después de cenar y de pasarlo muy bien, toca retirada. El día ha sido muy largo y tenemos que descansar porque mañana tenemos otra etapa dura. Así que nos despedimos del lugar con cierta melancolía. Este sitio es uno de aquellos lugares que no debes perderte si viajas por aquí.


Llegamos a hotel y nos sentamos en las escaleras exteriores para ver el increíble aparato eléctrico de la tormenta que nos acompaña a todas partes. Afortunadamente no llueve y podemos contemplarla tranquilamente.


Cómo anécdota curiosa os dejo la precisión americana. Ni un milímetro de separación.



Nos vamos a la cama, mañana pretendemos llegar a Albuquerque en Nuevo Mexico, y empezar a subir dirección Montañas Rocosas, para hacer noche en Los Álamos, sede del Proyecto Manhatan y lugar de pruebas de explosiones atómicas. Pero eso será otra historia.

Resumen de la etapa:

Hora de salida: 9:00 h
Hora de llegada: 21:30 h
Km recorridos: 760 km
Gastos del día: 208,00 $

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